Escúcheme, joven…

Porque quizá sea usted uno de tantos a los que la vida ha manejado con la punta del pie. Su mamacita, madre soltera, descargó en la persona de usted, a lo largo de una niñez grifa de penalidades, toda la frustración que cargaba sobre los lomos desde que el compañero más o menos ocasional la abandonó preñada, y lógico: usted creció podrido en odios, rencores y sed de desquite.

Tal vez tuvo padre, pero mejor no haberlo tenido. Valido del alcohol y la droga, todo fue erguirse usted en dos pies y él comenzar maltratándolo como forma de desahogo contra esa vida arrastrada que el hombre jalaba a remolque, vida de vicioso vencido por la adversidad. Lóbrego.

O quizá esa mala estrella que se ha cebado en usted me lo dejó huérfano desde que apenas guarda memoria allá como entre sueños, de que su madre fue no más que aquellas dos manos que se tendían hacia su orfandad, y una remota palabra de afecto que usted nunca logró percibir. Perra suerte..

A usted la vida posiblemente, lo maltrató a golpes como la propia madrastra que lo vejó en forma sañuda desde que alcanza memoria Así habrá llegado a los 20,25 años de su edad, sin conocer más tratos que los malos tratos de una madrastra que le agrió la niñez de punta a punta Mal fario…

¿Fue usted, desde que recuerda, peleonero y rijoso como producto de una vida en promiscuidad en el corazón bandolero del barrio bajo, donde tuvo que imponerse a ríñones? ¿Llegó, por lo mismo, a cabecilla de pandilleros, y supo del sadismo de dictar leyes a puñetazos? ¿Fue así, ya el amo del arrabal, como impuso la ley del más mañoso a la hora del saqueo y la repartición del botín? ¿En la violación fue usted el primero que rasgaba el espanto de la joven copada en el terreno baldío..?

Tal vez -pésimas compañías- ha probado el delito del hurto, y le haya encontrado gusto al dinero fáciL Probó como boxeador, karateca y golpeador de chaco, y en pandilla ha logrado sobrevivir a punta de filero y navaja de muelle, desvalijando noctámbulos que se desbalagaron al amor de la piquera y el amor de trasputín. Tal vez su gran ilusión es ese asalto de gente grande a las arcas de seguridad del banco de aquí a la vuelta Y en esas anda..

Quizá, por exceso de droga -barata, de vecindad- ha sido internado una y otra vez en el sanatorio general, el del fregadaje Sería ahí donde recibió castigo con aquellas curas de caballo, con electrochoques y reclusorios en celdas de alta seguridad. Supo, tal vez, de apandos, y acaba de salir libre, y anda por la calle todavía encandilado, destanteo y dolorones de cabeza..

¿Egresado del reformatorio? ¿Supo de castigos corporales? ¿Conoció las vejaciones del interno que en usted probó el predominio de la fuerza bruta? ¿De la violación? ¿Se impuso, redujo a los abusivos? ¿Conoció entonces el sabor del triunfo y el de la sangre ajena, con el humillado a sus pies..?

O llegaría usted de provincia, prófugo tras de que -rencillas viejas- dio muerte alevosa al rival en amores o de tierras labrantías. Tal vez lleva ya varios velorios en la conciencia, porque ya probó sangre y, como allá decimos, difícil es el primero, porque los demás…
Quizá acaba de abandonar el reclusorio, donde al delito que lo enjauló añadió usted los que se perpetran de rejas adentro, y hoy día está debidamente habilitado para las artes del crimen, el delito, la degradación moral…

Porque su vida ha sido su propia madrastra andará usted a estas horas con la rabia en la sangre y la espuma en la boca, buscando el desquite Siendo así, albricias, y al éxito: enrólese usted en el cartel de la droga más cercano a su corazón; el de su barrio bravo, el de su colonia, el de su delegación. Yerba, polvo, pastillas; lo que vaya con su personalidad. ¿Que cocaína no..?

¿Que crack y anfetaminas no lo inspiran? ¿Otros rumbos reclama su vocación? De acuerdo: secuestrador. Mocha-orejas. Ya el rescate en la mano, a finiquitar el asunto tirándolo al Gran Canal, y el que sigue. Pero si es ambicioso de veras y anda en brama por cubrir todas las áreas del hampa con el mínimo riesgo y el provecho máximo, entonces ¡policía! Federal, preventivo, judicial, anti-narcóticos, anti-secuestros. Éxito seguro: uniforme, patrulla, R-15, impunidad y el brinco al progreso: narco-policía, narco-Zeta del cartel del Golfo, del de El Chapo Guzmán y los Beltrán Leyva. ¿Un peligro, el ejército? Pero si es un peligro de salva, sólo una maniobra política del gobierno. En fin, ¿se decide? Quién dice que el «presidente del empleo» no le ofrece caminos para forjarse un porvenir color de rosa, rosa mexicano.

(Suerte)

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