Catarsis

Ya  tengo en casa al Jerásimo, primo mío y licenciado del Revolucionario Ins.. El drama ocurrió una noche de estas en un saloncillo destartalado donde un almácigo de redrojillos humanos confesaba su arrastrado oficio del diario vivir.

– Me llamo Juan y soy un alcohólico. Media vida me he pasado entre el alcohol y el delirium tremens. Ustedes dos,  los recién llegados,  bienvenidos.

Yo era uno de los dos. Conmigo el licor topó en tepetate, y si acudí a la sesión de AA fue por forzar al Jerásimo a acompañarme y que se mirase en el espejo de los esforzados que de bagazos humanos en sus días cacardientos, hoy nacen cada mañana, y esto a la pura fuerza de su redaños. (El, pistojeando, azorado.)

– Mi nombre es María. Soy alcohólica. Entre la orina y el vómito, al volver en mí me decía:  ¿tengo que vivir todavía un día más? Quería aullar…

Mi primo, la mano en la pretina del pantalón, para no derrumbarse aferrábase al asidero del  ánfora. Y qué de historias patéticas y de humanísimos testimonios. Glándulas y gañote se me fruncían en la catarsis colectiva de las humanas miserias.

– ¡Sixto me llamo, y soy un..!

Del cuadril y a lo disimulado mi primo sacó su anforita, se le enchufó al gollete, y el amamantón. Aquel pálido:

– ¿Vivir, seguir vivo? ¡Mi cuerpo se desgajaba por dentro, exigía alcohol, tsunamis de alcohol! Sobre mí toda la angustia del mundo, y aquella soledad…

La soledad del que perdió hijos, amigos y lo que es todo en el mundo: la mujer. “¡Dios, y así me juras que existes!”

Y el gemidillo, y el lamento, y el… “¡Jerásimo, qué haces, vuelve acá, esconde esa ánfora!”

– ¡Licenciado es mi nombre, y soy asesor!

Y que suelta su guácara de gemidos, prodigio de la catarsis colectiva, y que manotea y grita su compulsión:

– ¡Culpable soy yo! ¡La asesoría la he ejecutado en plan cacardioso! ¡Conozcan mis crímenes por los que respetuosamente  pido la muerte!

¡Jerásimo, qué desfiguros, esconde ese alcohol y cállate!

– ¿Mi delito mayor? ¡Que yo, en punto pedro! ¡Favor de lincharme, para empezar! ¡Yo, por culpa de esta, mírenla!

Y a medio vaciar, la bandereaba. A gritos: “¡Colegas anónimos: mea culpa!

–  ¡Jerásimo, vuelve en tí!, y el que presidía la reunión: “Tranquilo, señor, y esconda ese pomo!”

– ¡Que me capen, exijo!

– Serénese, qué tan grande puede ser su delito. ¿Violó, mató, descuartizó    en Iguala? ¿Masacró en Tlatlaya y trató su crimen?

– ¡Mucho peor! Yo, en punto briago…

Vomitó su crimen. “¡Por culpa de esta!” Y que  alza el pomo y lo arroja al cemento, donde formó un charquito apestoso. Entre seis, ocho anónimos lo redujeron. Ya desmadejado en el volks y con ayuda de don Gil, a Urgencias. Y sí, ya el primo resucitó.

– El sí, ¿pero los nuestros?

Qué pena, don Gil. (Y es que  al derrame del ánfora media docena de anónimos se aventaron al piso, y lo olisqueaban, y se soltaron lengueteando y arañando el cemento.) “A dos ya los localizamos ahogados”.

– ¿En el Gran Canal?

– Ahogados en alcohol. Del paradero de los otros cuatro, a saber. Todo por culpa del ebrio este.

Derrumbado en su camastro, el Jerásimo: “Este crudón moral. Cómo en punto briago fui a desatender a mis mejores clientes”.

– Ahí usted, energúmeno: “¡Yo soy el asesor de Peña! ¡Yo en punto pedro le aconsejé rematar el petróleo a los gringos! Yo, eructando licor, aconsejé a la seño Angélica que para aplacar la gallera simulara la venta de su casa blanca! Fui yo el borracho que…”

El borracho que manoteó.  Rasgos del rostro crispados:  “¡El cómodo!” (¡Hic!)

Un pensamiento en “Catarsis

  1. ¡Grato es mirar la estrella matutina! al despertar el sol por el oriente y contemplar el fulgor del sol naciente que dora la pradera y la colina, al ruiseñor que enamorado trina llamando a su querida dulcemente, las perlas de una fuente cristalina, la flores que perfuman el ambiente… El despertar a la cruda realidad, el despertar a una realidad que se vislumbra espantosa. el petroleo regalado a mitad de precio o a un 20 %,,,, al pie del pozo, ¿cuantos años o meses tardaran en sacarlo y llevárselo? y ya cuando se haya terminado a que precio nos lo venderán… ¿quien se resiste al regalo de una casa blanca?, ¿a una pensión millonaria de por vida?, ¿un trabajo muy bien pagado en una compañía NORTE AMERICANA en el extranjero que te brinde protección.

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