Destino de pueblos débiles

Todo el país amortajadoTodo el país envilecido – Todo esto, hermanos míos – ¿no vale mil millones de dólares en préstamo? Efraín Huerta, poeta-

Tal es el destino de pueblos apáticos, desidiosos,  adolescentes que no acaban de madurar. Son los tales de mente colonizada cuya historia redactan los presidentes norteamericanos por medio de sus agentes disfrazados de embajadores. Joel  Poinsset y Henry Lane Wilson, los más mortíferos para nuestro país.

Hablando de Wilson: su actuación como el verdadero autor intelectual del asesinato de Francisco I. Madero iniciaría su clímax un 18 de febrero de 1913, cuando el ex-presidente de México, a quien sus asesinos forzaron a renunciar,  fue arrestado  por el militar Aureliano Blanquet y acribillado tres días más tarde junto con José María Pino Suárez, ex-vicepresidente. Es la historia.

Lo acontecido hace cien años viene a poner en evidencia la clase de diplomáticos que los  gobiernos de Washington arrojan por sistema contra su vecino del sur, desde Joel Poinsett  hasta el actual Antony Wayne, este que en los inicios del PRI-Gobierno se ha atrevido a inmiscuirse en temas tan delicados como la designación del Sec. de la Defensa Nacional. «Pero no me almiro de ellos», decía mi padre, «sino de los aturdidos que…»

Cuando el genocida G.W. Bush buscaba cómplices para su mortandad en Iraq, el Fox de por aquel tiempo, por no comprometerse ni con Dios ni con el Diablo, corrió a esconderse bajo las sábanas de un hospital. Entonces el embajador Garza («Toni») se permitió la amenaza:

El gobierno de Fox podría pagar un alto costo político en las relaciones bilaterales si en el debate sobre Irak vota contra los deseos de la Casa Blanca.

Porque así de insultante para gobiernos débiles, cómplices o entreguistas, resulta la intromisión de los diplomáticos gringos de la calaña del susodicho Lane Wilson, de muy ingrata memoria, que tras de una gestión depredatoria que habría de culminar en el magnicidio, y una vez caído en desgracia de Washington por excesos de licor, intentaba justificar su conducta como protagonista en las convulsiones de la Decena Trágica. Aquí, en la versión del propio Lane Wilson, la crónica de los hechos que preludiaron el magnicidio.

“Aquel día 18 de febrero de 1813 determiné que yo debía adoptar bajo mi propia responsabilidad una medida decisiva para restaurar el orden en México. La situación era esta: dos ejércitos hostiles se encontraban en posesión de la capital y toda autoridad civil había desaparecido. En varias calles de la ciudad comenzaban a aparecer siniestras bandas de salteadores y ladrones, y a lo largo de las vías públicas desfilaban hombres, mujeres y niños al punto de inanición. Alrededor de 35 mil extranjeros, a los que el desarrollo del bombardeo puso al parecer bajo la protección de la embajada, se hallaban a merced de la chusma o expuestos al tiroteo indiscriminado que en cualquier momento podía iniciarse entre las fuerzas de los generales Huerta y Félix Díaz, involucrando así las vidas y la propiedad de quienes no eran combatientes.

Sin habérselo consultado a nadie, decidí pedir a los generales Huerta y Díaz apersonarse para deliberar en la embajada, territorio neutral que podría garantizar buena fe y protección. Mi objetivo era hacerlos llegar a un acuerdo para la suspensión de hostilidades y para que conjuntamente se sometiesen al Congreso Federal.

Cerca de la hora señalada, bajo la protección de la bandera norteamericana, se presentó el General Félix Díaz  (Mañana.)

Un pensamiento en “Destino de pueblos débiles

  1. Qué embajador Americano en México que dijo y llevo al cabo, algo así como: dejemos de gastar en estos Mexicanos, mejor los traemos a estudiar y aquí y nosotros los educamos como nosotros creemos!!» Lo he escuchado mencionarlo pero no recuerdo el nombre… gracias y muchísimos saludos para Mi Valedor!!!!

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