«Las cosas buenas del narco”

Así que la Iglesia Católica se ve involucra­da una vez más en asuntos vinculados con el narcotráfico. Conque el sacerdote del templo del Perpetuo Socorro, en Apatzingán, Mich. (donde el ejército entró a saco, destrozó el mobiliario, saqueó los cepos y robó valores de los feligreses), conocía de antemano quiénes asistirían al acto reli­gioso, entre ellos La Troca Beraza y com­pinches. Y válgame, que se avivan las sos­pechas de que muchos sacerdotes de la Iglesia Católica son lavadores de dinero por la vía de las limosnas. Siendo así, ¿tu­vo fundamento la afirmación de Ramón Godínez cuando obispo de la diócesis de Aguascalientes?

– Aquí, en el templo, se purifica el di­nero del narcotráfico que recibimos en ca­lidad de limosnas. Al traspasar el dintel del templo las limosnas de los narcos se blanquean.

Bernardo Barranco en su colaboración periodística del pasado jueves:

No hay que olvidar la homilía del sacer­dote Raúl Soto, canónigo de la Basílica de Guadalupe, cuando exhortó en 1995 a que más mexicanos siguieran el ejemplo de Ra­fael Caro Quintero y Amado Carrillo, quie­nes entregaron donaciones millonarias a la Iglesia Católica…

Ahora pronto, en la voz de Carlos Aguiar Retes, presidente de la Conferencia del Epis­copado Mexicano, que ya como arzobispo de Tlalnepantla hizo su arribo oficial en un au­tomóvil de lujo para más tarde y en su ho­milía aconsejar la vida en pobreza:

– Los narcos piden orientación a los obispos. La Iglesia Católica se ha beneficia­do de los acercamientos, pero no voy a de­cir nombres de obispos ni de narcotraficantes.

El cardenal de Guadalajara Juan Sandoval nunca se ha podido sacudir las sos­pechas de enredos con el narcotráfico, pe­ro en el sexenio anterior fue exonera­do gracias a un oportuno milagro de San Cristóbal; no el santo descontinuado sino el rancho de Fox, a donde el purpurado en entredicho fue en romería Al asunto se le propinó fulminante carpetazo. Laus Deo

Pues sí, pero desde Jalapa, Ver., pro­testaba el obispo Sergio Obeso: «Yo rechazo que la Iglesia esté utilizando dinero del nar­cotráfico. Se pueden decir tantas cosas, pe­ro no basta con decirlas, hay que probarlas».

Probarlas. Lo admitía Carlos Quintero, obispo de Hermosillo, Son.:

– Bueno, sí, en Tijuana existen familias que han sostenido parroquias con dinero del narcotráfico. Seamos realistas. Sí, no podemos ocultar el mal, pero tampoco de­bemos omitir las cosas buenas del mal. En Tijuana hemos encontrado familias buenas que han ayudado a sostener el seminario y muchas otros que han aumentado el nú­mero de parroquias. Acepto que recursos provenientes del narcotráfico han llegado
hasta las arcas de la Iglesia».

Un José Raúl Soto, profesor de la Univ. Pontificia de México: Aquí, en la Basílica de Guadalupe los narcotraficantes son muy ge­nerosos. Sin dejar de ser traficantes de drogas, ayudan y dan limosnas que nosotros ya las quisiéramos hacer. Los más generosos hasta hoy han sido Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo, particularmente…

Alberto Athié, sacerdote: «La Iglesia Católica Mexicana se mantendrá siempre abierta a los narcotraficantes. Son vistos como los más malos entre los malos, pero no podemos identificarlos como personas en esencia malas.

Feligreses de Malpaso, Ags., acusan al sacerdote Samuel Jara Acuña de que «man­tiene relaciones con narcotraficantes. Ellos le obsequiaron una camioneta y un arma de fuego. Este sacerdote maneja una sola capilla en una población de 3 mil habitan­tes, pero ahora tienen dos cuentas bancarias, una de ellas de un millón 310 mil pesos…»

El cura católico Gerardo Montaño Ru­bio: «Reconozco que recibo donativos de la familia Carrillo Fuentes». (Lo acompañaba el cura Ernesto Álvarez, amigo de la familia Carrillo Fuentes, que lucía costo­so reloj de oro y manejaba lujoso automó­vil. Que fue él quien viajó con el narcotraficante en un recorrido por Tierra Santa y celebró, en Guamuchilito, Sin., la misa de cuerpo presente en el sepelio del apodado Señor de los Cielos».)

Gerónimo Prígione cuando nuncio apostólico del Vaticano en México: «El pa­dre Montano fue el enlace entre los Arellano Félix y yo, pero no volveré a tener con­tacto alguno ni a entrevistarme con narcotraficantes».

El golfista, empresario taurino, bont vivant y obispo Onésimo Cepeda

– Nosotros los clérigos les decimos a los narcotraficantes: Váyanse, hijos, el Señor los perdona y no pequen más.

(Dios…)

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